Capítulo 1: “Es un llamado de emergencia Baby” – Mutuamente.cl

Capítulo 1: “Es un llamado de emergencia Baby”

Ismael camina por Santiago rumbo a su primer día de trabajo, encontrar uno fue lo mejor que le puede haber pasado después de la pandemia, esperanzado entra a “Sin Plagas S.A” empresa dedicada al exterminio de plagas.

Ismael camina por Santiago rumbo a su primer día de trabajo, encontrar uno fue lo mejor que le puede haber pasado después de la pandemia, esperanzado entra a “Sin Plagas S.A” empresa dedicada al exterminio de plagas.

– Buenos días, soy Ismael, el nuevo fumigador.
– Bienvenido Ismael – saluda de manera atenta Edith – encargada de recepción (y logística y pagos, ya saben, como todos los emprendimientos), esta es nuestra oficina y ahí está Paulina, tu compañera de trabajo y aventura. ¡Paulina! Llegó Ismael.

Paulina, quien revisa una ruta de trabajo en un viejo notebook, se para rápidamente a saludar.

– Ismael ¡Bienvenido! Que bueno que llegaste, ya tendremos tiempo para rituales de ingreso, yo soy Paulina, y estoy en esta empresa desde que comenzó, obviamente ya conociste a Edith, ella es nuestro todo, sin ella no funciona nada acá (ambas ríen).
– Mira, lo más importante por el minuto es mostrarte este espacio, antes de ir a realizar cualquier servicio de fumigación nos tenemos que encargar de chequear todo lo que necesitamos, ahí tenemos trampas, veneno para ratones y obviamente artículos de seguridad.

Ismael observa todo en su trabajo nuevo, como un bebé descubriendo el mundo, mientras que a Paulina la escucha casi como un murmullo.

– Ah sí, perdón Paulina, obvio, seguridad, claro.
– Te necesito super atento Ismael, mi premisa es “0 riesgo es mucho mejor”
– Si obvio, te entiendo, yo me las sé por libro tranquila, no hay ratón que se me resista, si voy a Disney lo dejo vacío jajajaja y eso de la seguridad si, yo privilegio la comodidad.

Paulina no reacciona a la broma y el comentario sobre la poca relevancia a la seguridad que le da Ismael claramente la molestó.

– Ya fumigador Terminator, a los leones nomás, hoy tenemos harto trabajo, ya tengo cargada la camioneta, nos vamos juntos, salvo… que quieras tomar el RataMóvil que está acumulando polvo – señala un scooter sin uso en una esquina, medio de transporte que hizo saltar el corazón de Ismael, su espíritu aventurero le gritaba “vamos vamos”, ahí te tienes que ir.
– Me voy en el RataMóvil, soy seco para la electromovilidad (para ser honestos, alguna vez se había subido a uno, con consecuencias fatales una de sus rodillas).
– Ok, tú decides, acá está la dirección, dice Paulina, yo me voy antes, creo que el casco, rodilleras están en la bodega, dice en una caja “artículos de protección RataMóvil”, no te vayas tan rápido, yo llego y monto todo.

Paulina emprende rumbo mientras que Ismael sólo miraba el RataMóvil imaginando la gran aventura que viviría en el largo trayecto… de 10 cuadras, ¿sobre la seguridad? nada, ni siquiera escuchó a Paulina…

Paulina llega al lugar de destino, se baja de la camioneta y de manera minuciosa se viste con el equipo completo de protección, overol, guantes, mascarilla, botas de seguridad, mezcla algunos líquidos y algunas trampas, mira su celular esperando una llamada de entrada de Ismael, extrañada de su demora.

La ruta de Ismael fue “un poco” distinta a la de Paulina, bajar el scooter por el ascensor ya fue todo un desafío, se subió y emprendió la ruta, como no conocía el lugar, celular en una mano y con la otra intentaba maniobrar, ingredientes perfectos para que, en una curva, perdiera el equilibrio quedando la mochila en un lado, su boca con contacto directo en el piso, celular firme en una mano, en resumen, se sacó la cresta. 

Mientras esto sucedía, Paulina ya había comenzado el trabajo, extrañada miraba de reojo el smartphone sobre la mesa, o le había pasado algo a Ismael o había sido la renuncia más rápida de la historia, el llamado no se hizo esperar.

-¿Aló Paulina? se escuchó con evidente voz de dolor Ismael.
-¿Ismael? Qué te pasó, ¿Por qué no has llegado? ¿Te pasó algo?
-Emmmm, si, no se donde estoy, disculpa, parece que me caí,
-¿Pero cómo? ¿Estás bien?
-Sisi, o sea, ahora, pero ya voy para allá.
-¡Estás loco! Tuviste un accidente de trayecto, yo llamo a Edith ahora para que envíe la Diat a la Mutual.
-¿La qué? Dónde, nono, me voy al hospital nomás.
-No seas porfiado Ismael por favor, nada de hospital, estamos suscritos a la Mutual y tu accidente de trayecto está cubierto de manera integral.

Mientras todo esto sucedía, ratones caminaban detrás de Paulina riéndose de la situación exhibiendo carteles en los que se podía leer “ya pue, querímoh que nos fumiguen” “Vivan los ratones” “trajiste al más vivo”.

Ismael, a la Mutual tengo que terminar el trabajo, despreocúpate, llevo harto tiempo trabajando sola, un día más, un día menos…

Paulina cortó preocupada y llamó de inmediato a Edith quien sabía qué hacer.

  1. Completar la Diat y enviarla a la Mutual.
  2. Cerciorarse que, el porfiado de Ismael, llegara ahí y no a otro lugar.

Lo que sigue, por suerte, siguió mejor de como comenzó, Ismael se atendió en la Mutual donde le diagnosticaron una pequeña contusión en su brazo, le dieron todos los medicamentos que necesitaba y le indicaron 2 días de reposo preventivo ¿sobre la plaga de ratones? Al parecer Paulina la pudo extinguir, aunque, según algunos vecinos, un ratón entró en la camioneta sin que se diera cuenta. 

De la historia anterior sacamos varias lecciones:

  1. En los accidentes de trayecto las Mutualidades te entregan la cobertura médica que necesitas.
  2. Cuando uno te suceda el procedimiento comienza llamando a tu empleador el que sabrá qué hacer y te indicará a qué mutualidad debes dirigirte.
  3. En caso de que no tengas contacto con tu empleador, dirígete a una Mutualidad donde te dirán qué hacer.
  4. El autocuidado es clave para prevenir este, y otros accidentes.

Recuerda, estamos plagados. 

…Continuará…